lunes, 19 de septiembre de 2011

La asistencialidad en salud se resume a calidad vs sensibilidad?

Esa parece ser la disyuntiva. Inclusive el debate llega al punto de denostar la cualidad contrapuesta por creerlas incompatibles.
Ahora bien, cualquiera que se detenga un segundo a razonar sobre estas cuestiones rápidamente observará que el sistema asistencial requiere de las dos características y que si profundizamos un poco también podremos concluir, sin temor a exagerar, que hasta se necesitan yuxtapuestas.
Y entonces por qué existe en el sector salud este debate? Seguramente tiene que ver con que las características en danza provienen de dos formas diferentes de ver la asistencia en salud. Pues la calidad es bandera inconfundible de las políticas eficientistas disfrazadas como "políticas de estado", mientras que la sensibilidad es propia de la óptica ideologizada de APS (encarnada por Carrillo y Ferrara como sus mayores exponentes en el País). Claramente el que suscribe ha tomado partido desde hace mucho tiempo por la postura que ha enarbolado el peronismo en la mayor parte de su historia (con las excepciones ya conocidas), pero a poco de andar en los caminos escabrosos de la gestión pública he caido en la cuenta que los servicios asistenciales pueden ser extremadamente abiertos, inclusivos en el accionar de sus programas y extra sensibles a la hora de mostrarse solidario con los más vulnerables o necesitados. Sin embargo esto no alcanza, porque para que podamos hablar de justicia (equidad sería mejor palabra) tales servicios deben brindar asistencia bajo estrictas normas de calidad, pues esto asegura respetar el derecho a una atención del nivel que merece nuestra población.
Obviamente si lo que se prioriza es solo la calidad, tendremos servicios con aparatología de última generación y recurso humano calificado, así como también largas colas a la madrugada en busca de escasos turnos y una actitud expulsiva, porque esa cualidad mal entendida provoca indefectiblemente la aparición de estos vicios histéricos que encierran en sí mismo al centro asistencial para vanagloriarse de sus logros técnicos alejandose paulativamente de la sociedad y sus necesidades que le dieron origen.
Finalmente, y haciendo uso de la experiencia vivida, opino que debería imponerse como prioritaria una política asistencial basada en la sensibilidad, aunque por supuesto que sin olvidar que los derechos de la gente no se terminan en el trato amable sino que también deben asegurarseles condiciones igualitarias de atención médica en general. Dicho esto el desafío que queda es nivelar para arriba.

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