martes, 18 de octubre de 2011

La justicia social es ahora?

Tuve la oportunidad de escuchar (y más tarde leer en el foro de salud pública de carta abierta) al Dr. José Carlos Escudero decir que las principales medidas de salud de este gobierno no han sido paridas desde el Ministerio de Salud sino que desde los Ministerios de Desarrollo Social y de Defensa, y creí necesario someterme al reeplanteo de algunos conceptos.
En primer lugar habrá que discutir cuales son las medidas que un Ministerio de Salud tiene a su alcance para igualar, en magnitud, el impacto positivo de la Asignación Universal por Hijo o la elaboración de medicamentos a través de los laboratorios de las fuerzas armadas. La dificultad para responder esto nace de la propia visión del "sector salud" sobre sus paradigmas, acotados indefectiblemente a cuestiones asistencialistas clásicas. Es decir, que frente a metas empobrecidas en su origen, no será posible imaginar políticas sanitarias que revolucionen el sistema ni puedan llegar a provocar cambios importantes en la situación de salud en general.
Habitualmente los Ministerios de Salud se enfocan en resolver los déficit estructurales del planteo asistencial, y tanto sus metas como sus medidas correctivas no exceden los límites de los servicios de salud. Esto aleja a la estructura ministerial de la posibilidad de trascender con políticas que interpelen al modelo.
Para mostrar esto basta con mencionar a programas tales como Remediar, Nacer, Médicos Comunitarios, que fueron bocanadas de aire para el asfixiado sistema, y aunque estos se financien con fondos e imposiciones del banco mundial, para el sector es difícil verlo como herramientas contraproducentes sino que más bien representan la posibilidad de accesibilidad a los sectores más desprotegidos. Y he aquí, el meollo del debate. 
Donde nos paramos en esta etapa histórica? Buscamos pacientemente condiciones de equidad progresiva o vamos por un modelo rebelde, inclusivo y movilizador?
La encrucijada planteada por Escudero sobre vacunas es ejemplificadora sobre lo complejo que es resolver la ecuación. A saber: la vacuna para prevenir cancer de cuello de útero es festejada como una de las medidas más inclusivas y tendientes a lograr equidad de que se tenga memoria en Salud, sin embargo también es sumamente costoso y podría reemplazarse (con efectividad semejante?) con acciones muchísimo más económicas y movilizadoras, como podría ser la instauración de un programa con mucha participación popular y también del propio recurso humano del sector salud, para lograr que las personas en riesgo hagan la prueba de papanicolau y así lograr resultados sanitarios y políticos deseables.
Ahora bien, el sistema de salud no tiene el recurso humano sensibilizado para tareas de terreno ni la inserción popular que se requiere para desarrollar estas propuestas. Que hacer?. la vacuna ha demostrado su efectividad y tiene un costo que la hace inaccesible para los sectores populares, podemos darnos el lujo de esperar que el sistema acomode sus fichas?.
No puedo dilucidar la pregunta pero si puedo imaginar al sector salud tomando medidas que tiendan a incluir en lo inmediato sin perder jamás de vista que se debe reformular el modelo sanitario hacia conceptos más justos y movilizantes.

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