A la sobrina de la del kiosco no le vino este mes, los
chiquitos de la casa de la esquina andan con flojera desde la semana pasada,
este fin de semana dos nenes más se tajearon con el clavo ese de la hamaca de
la placita, el viejo de al lado le ha contagiado la tos a los nietos parece.
Y entonces el vecinalista o el militante o simplemente la
persona sensible y solidaria se pregunta: ¿sabrá el ministerio de salud lo que
pasa en mi barrio?
Pero la pregunta en realidad debería ser: ¿sabrán en el
barrio lo que pasa en el ministerio de salud?
Entonces la carga de la responsabilidad pareciera invertirse
y la organización popular adquiere un predominante rol en el status sanitario
de cada rincón.
Es cuestión de imaginar desde donde exigimos y hacemos uso
de nuestros derechos. Queda el convite a debatir estos mecanismos de ausencia
crónica.
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