jueves, 9 de enero de 2014

..8, 9 y 10, el que no se cuidó se jodió.

Se ha escuchado que la responsabilidad en salud que tenemos las personas tiene que ver exclusivamente con el auto-cuidado, inclusive se ha mencionado también que las decisiones que cada uno de nosotros tome es determinante en los grados de salud que puedan alcanzarse. Y algo de eso hay. Es a todas luces obvio que más sanos estaremos cuando más nos cuidemos, pero lo que no es aceptable es medir las desigualdades en salud a partir de actitudes o decisiones personales.
A ver si aclara con algún ejemplo. Considerar que la obesidad es responsabilidad propia y que es la consecuencia de un desorden alimentario provocado por decisión de la persona es una forma simpática de sacarse el problema de encima y recarga la responsabilidad en la gente en vez del sistema. Y esto tiene una lógica innegable que es la de las distintas actitudes que tomamos cada uno de nosotros frente a la alimentación o la actividad física (para este caso en particular sobre el que estamos ejemplificando) que repercute directamente en nuestra condición de salud. 
Ahora bien si damos por cierto esto de que las enfermedades tienen un importante componente personal llegaríamos a justificar las desigualdades como resultados de distintas responsabilidades frente a nuestros cuerpos y no como un determinante sistémico, pero (siguiendo con el caso-ejemplo del sobrepeso) esto sólo podría ser correcto ante una igualdad absoluta de conocimientos nutricionales, acceso al alimento, condición socio-económica, condiciones laborales, tipo de familia, etc. O sea, que recién cuando logremos enrasar todos los determinantes de salud podremos atribuir las desigualdades o distintos grados de salud a cuestiones meramente individuales.

Al fin de cuentas, reconocer un problema de salud como resultante de inequidades y desigualdades preexistentes obliga a elaborar políticas correctivas que no se limita a culpar al obeso por lo que comió, al accidentado por su imprudencia, al diabético por el mate dulce, al canceroso por lo que fumó, a la mujer con embarazo de riesgo por no acudir a los controles y etc, etc, etc, sino que, tales políticas, deberán incidir sobre todos esos determinantes sociales, económicos y sanitarios a los que hacíamos referencia y abandonar esa excusa de sociedad suicida con que el sistema suele disimular sus ineficiencias.

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