domingo, 13 de octubre de 2013

La revolución será sanitaria o sólo una reforma.

La salud es un derecho, se dice. Pero no estamos muy seguros si se refiere al derecho a recibir atención médica o al derecho de no enfermar.
Las estructuras formales de salud pueden ofrecer muchas alternativas a la hora de asistir al enfermo, los centros de atención primaria o los propios hospitales con sus distintos grados de complejidad garantizan que toda persona que requiera atención médica pueda obtenerla.
Estas estructuras formales que decimos pueden asegurar el derecho a la asistencia médica, qué pueden hacer para evitar enfermedades y asegurar el derecho a permanecer saludable de la población?. Las vacunas son una de las respuestas posibles, pero no todas las enfermedades son inmunoprevenibles. La información sobre cómo cuidarse es otra variante, y se obtienen aquí también algunos éxitos sanitarios importantes, sin embargo no hay muchas enfermedades que dependan de la ilustración personal exclusivamente.
Para ir desatando el nudo es conveniente repasar el concepto de “determinantes de la salud”, que son los múltiples factores que inciden sobre la salud individual y poblacional. Los hay biológicos, hereditarios, personales o familiares, sociales, ambientales, alimentarios, económicos, laborales, etc. (Una de las frases más recordadas de Ramón Carrillo es “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas") y esto demuestra que la prevención no podría ser efectiva desde esas estructuras formales a las que nos venimos refiriendo, por la simple razón que es difícil para el sistema de salud controlar desde un consultorio las agresiones al medio ambiente, o la accidentología vial, o las condiciones laborales, o el acceso a la vivienda, al agua potable o cloacas, etc. Ahora bien, si la prevención de enfermedades depende de tantos factores, es lógico imaginar que deben ser muchas las áreas que intervengan para lograr evitar que tales factores actúen en detrimento del estado de salud. Y aunque nunca se diga claramente, aunque no se tenga mucha consciencia de esto, así ocurre.
En estas épocas que corren es muy habitual escuchar que la salud ha sido uno de los pilares de la década, que los avances en salud han sido unos de los logros más importantes, y se nombra para ejemplificar las nuevas vacunas incorporadas al calendario, o la cantidad de centros asistenciales que se han creado o re equipado, la disminución increíble de la mortalidad infantil, las guerras ganadas contra pestes, la incorporación de programas de clara concepción preventiva (como por ejemplo municipios saludables, aunque queda para otra oportunidad la evaluación sobre la prioridad que este tipo de programas tiene en el andamiaje de los ministerios de salud) y afortunadamente muchos etcéteras, pero la realidad es que los éxitos sanitarios no terminan ahí e inclusive es probable que algunos otros, provenientes de otros sectores de gobierno distintos de Salud, hayan sido más decisivos en cuanto a la prevención, como han sido las asignaciones tanto para hijos como para embarazadas, las políticas para disminuir y conservar empleos, las políticas inclusivas en general, las mejoras en los ingresos en trabajadores y jubilados, las mejoras en el acceso a viviendas, la abundante obra pública para proveer agua potable y cloacas, etc.

Resumiendo, Salud sigue aumentando los grados de equidad asistencial, pero el otorgamiento del derecho a no enfermar es una tarea transversal e intersectorial que actualmente se lleva a cabo con características inconscientes, por lo tanto esta década tiene a la Salud como logro, pero hasta que la mirada sanitaria de todos los sectores no sea variable prioritaria en el diseño de sus políticas, entonces también será deuda.
Y para desbarrancar definitivamente (aunque amparado por otra máxima de Carrillo "el arma más poderosa de una nación es la salud") me atrevo a reclamar que las estructuras del estado incorporen y prioricen la cuestión sanitaria por sobre cualquier otra cuestión, que se considere el derecho a la salud como la madre de todos los derechos. Así también me animo a sentenciar esto de "la revolución será sanitaria o sólo una reforma" y no me caben dudas de la posición por la que ha optado este proyecto político.

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